Luna Luna y sus secuaces

De escalones, torpezas y tropiezos. Érase una vez mi conciencia, perdida en un mar de inquietud emocional

Esta almohada es de lo peor. Con el cuello dolorido ya no puedo girar la cabeza y mirar atrás. Ya no puedo ver la tierra que dejo entre la tristeza y alegría. Sólo mirar hacia delante sin contemplaciones, hacia una vida que en otros momentos fue mejor, y que llegará de nuevo a dónde estaba pero en distinto lugar.

A esperar que regrese la vieja ambición que ya echo de menos, los viejos recuerdos que se fueron para esperar su regreso de nuevo a dónde deben habitar. Las viejas glorias que parecían olvidadas entre la niebla pero que siempre estuvieron ahí, cegadas mirando al sol, hasta que una nube de goma les permita ver...

Y así cuando recupere a mi vieja amiga, mi cuello se recuperará milagrosamente, y ya podré observar de nuevo de dónde he venido y a dónde voy.
Y mientras, las palabras repetidas, las ecuaciones incompletas y los dibujos imposibles me acompañarán solemnes para que mi ceguera no me desvíe del sendero oculto en mitad del bosque...

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