Luna Luna y sus secuaces

De escalones, torpezas y tropiezos. Érase una vez mi conciencia, perdida en un mar de inquietud emocional

Revisando mis viejas entradas de un blog ya olvidado, encontré esto (Cegados por la egolatría 16-11-10).

No puedo negar que haya pensado alguna vez, en esa cosa extraña y abstracta llamada destino. Hasta las más extravagantes ideas toman forma cuando el aburrimiento nubla tu juicio. Tendréis que perdonarme.
Sin embargo, aquello que llamamos destino, no se rige sino por el más despiadado caos, y no por hechos prescritos por un dedo en el cielo.
Somos tan sólo un enorme conjunto de casualidades en esta enorme red social que llamamos mundo. Y estas manejan hasta el más ínfimo detalle de nuestras vidas.
Pero sólo en nuestra mano está el elegir nuestro sendero.

Sólo somos sombras de lo que hemos sido, sin embargo, somos el sol que proporcionará la sombra que seremos.

Es curioso como la perspectiva de una persona cambia, acompañando a las situaciones que en la vida de ésta transcurren. Reconozco que acostumbro a escribir cuando me siento mal, enfadado con el mundo y raro. Sin embargo, con la sutileza de lo que apenas pasa, mis ideas cambian su color favorito en favor de la tristeza o  alegría.

A veces, peleándome conmigo mismo, encuentro un punto de inflexión, un descanso de la locura, un voy a rescatar este blog de la basura.

Soy humano.

Rumbo a ninguna parte navego en un duermevela intenso,
abandonado a las palabras que me guían a un mar de misterios.
Solidez perdida entre el limbo y el sueño,
a veces vuelan libres y escapan a mi deseo.
Rehuyen el lápiz travieso atrapado en su propio agujero.
Y aunque pequeñas para el resto existencia,
dejan su huella en forma de colega traicionero.

¿Entras?

Poco a poco el montruo sigue creciendo. No te das cuenta, pero un pensamiento, un instante, una mirada...

Esa mirada que estas buscando pero todavía no has encontrado, y detrás un alma, un concepto. Y la curiosidad acechando en su pasar despreocupado.
Esa mirada perversa hasta aplastarte, y convertirte en un ser tan pequeño como una cascara de pipa, que con la primera brisa se pierde en el infinito.
Esa mirada tan perfecta que en tan solo un paso se vuelve monstruosa y despiadada. Y te arranca el corazón sin un solo atisbo de compasión.

Una mirada capaz de devolverte la ilusión.

Buenas tardes a mis pocos pero valiosos seguidores.

Despues de un ocaso intelectual que viene asediándome desde algunos meses atrás, voy a reemprender esta aventura llamada blog. No fue mi intención dejarlo pero a veces no se pueden evitar que tu mente vaya por libre y no deje un mínimo hueco a la esperanza para desahogarme emocionalmente con estas palabras.

Así que de nuevo llenándome de buenos propósitos intentaré llevar esto un poco más al día.

Me despido con un abrazo y en breves con algunas palabras.

Aparcadas en la distancia estas palabras dulzonas y excesivamente cargadas de un malestar interno que ya no me subleva, sino que me guía, porque todo lo pasado ahí está, mirando sin decir nada. Hasta que un día, despues de haber crecido, aparecen para guiarte cien pasos más allá...

Por algún motivo, mucho tiempo guardadas, quizás por inconformidad, perdidas en este espacio virtual.

A veces desde mi ventana veo la luna pasar. Me quedo mirando y me absorbe con su lento compas y hipnotizante luz. Años lleva la luna salvaguardando mi sueño, vigilando mis pesadillas. Y ahora con nombre y lagrimas me recuerda infinitas cosas, infinitamente pequeñas.

Sin quererlo me releo a estas altas horas, sin saber ya que pensar. ¿Ese soy yo?Quizás.
La memoria ya no ayuda, perdida en la distancia, y la prudencia amarga de las palabras escondidas nos abruma como a niños.
Una fuente sin agua, un mechero sin gas, un corazon sin sangre. Un querer y no poder absurdo que te ciega entre lo aparente.
Un desierto sombrio entre un piar molesto al despuntar el dia, enemigo de la pasión.

Que no pisoteen mis pensamientos, pues algún resquicio de cordura queda entre sus rendijas.
No te levantes en armas contra mi conciencia, pues no es ta preparada para esta guerra sin cuartel, recuerdos de un fui ahora levemente manifestado, pero gravemente marcado.

Seguir mirando al mar en calma hasta que se hastíen las arañas. El fuego recorrido y el alma perdida los pisoteos no consentirán, las leves brisas de verano ya se van. Pasarán el tiempo cansados de esperar. El dolor que atormenta hasta reventar.
Esa pasión desbocada perdida en el bienestar.

Y asi, sobreviviendo a los segundos perecederos que nos atraviesan como lanzas, sigo dando vueltas, un paso delante del otro y vuelta a empezar. Un volteo en la cama para recuperar la cordura, y el siguiente para volver al mismo sitio. Y finalmente caer rendido entre los brazos de la luna, vieja compañera de lamentos y borracheras...

Y de nuevo el día desplomandose sobre mi con sus hirientes rayos, y no habrá calma tras la tempestad pues la calma es una leyenda, una fabula fantastica sobre casas de chocolate y arboles de de caramelo; sólo nuevo un problema, y otro, y la musa gris como salvación...

Y asi otros heredaran la cordura que yo no tuve, y en un ciclo sin fin en el mundo solo habrá locos, colgados de lo que otros dicen ser cuerdas, tendidas entre extremos del infinito...


Emma tiene muchos amigos.
Algunos son buenos.
Algunos malos.
Juega con ellos cuando se siente sola.
Y cuando juega con ellos se siente sola.
Emma tiene muchos amigos.
Todos de cristal.

Qué decir cuando no hay palabras que valgan la pena. Cuando sólo los sentimientos hablan en voz alta con las cuerdas vocales agarrotadas por el dolor.
Al principio no podía ni escribir. Casi no podía pensar, y si me apuras, ni respirar. Difícilmente manteniéndome a flote en un mar desierto.
Será que me cuesta asimilar. Será que mi mundo va más despacio que el del resto. Y hasta la más estúpida de las cosas me recuerda que otro tiempo fue distinto, y no me deja ver más allá.
Será que dentro de mí siento que estoy sólo a pesar de no estarlo. Será que me importaba demasiado.
Y no entiendo tantas cosas.
No entiendo que no pueda ver si ya no importa, y si importa, ¿porqué no quiere ver?
Ni cómo no escuchar sin recordar.
Me parece haber cambiado tan rápido que cuando he querido darme cuenta estaba dos pasos por detrás.
¿Y qué pasa si me fío de mis sentimientos y la razón se queda en segundo plano mirando desconfiada?
Nada.

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