Luna Luna y sus secuaces

De escalones, torpezas y tropiezos. Érase una vez mi conciencia, perdida en un mar de inquietud emocional

Las horas pasaban indiferentes ante el rumor de la respiración, y con cada latido, un nuevo mundo, un nuevo despertar, con tus reglas y tus miedos. Y al doblar cada esquina comezar otra vez, a caballo entre el limbo y el paraíso.
Y pasar desapercibido en tu propia existencia, sin saber hacia dónde dirigirse, perdiendo las palabras antes de que sean transcritas, como si de un camino pedregoso se tratara y a cada paso una torcedura.
Cuando no encuentras más que el camino al minotauro y las nubes como baile de salón, se alían contra ti y la bóveda celeste juega al escondite con tu razón.
Y si aún entonces sigues mirando hacia arriba, esperando que el sol aparezca, lo hará. Puede que un segundo, o una hora, pero lo hará.
Y durante ese tiempo estarás más vivo que nunca. Conectado.
Y después te despertaras en un mundo que no es el tuyo...

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