Las horas pasaban indiferentes ante el rumor de la respiración, y con cada latido, un nuevo mundo, un nuevo despertar, con tus reglas y tus miedos. Y al doblar cada esquina comezar otra vez, a caballo entre el limbo y el paraíso.
Y pasar desapercibido en tu propia existencia, sin saber hacia dónde dirigirse, perdiendo las palabras antes de que sean transcritas, como si de un camino pedregoso se tratara y a cada paso una torcedura.
Cuando no encuentras más que el camino al minotauro y las nubes como baile de salón, se alían contra ti y la bóveda celeste juega al escondite con tu razón.
Y si aún entonces sigues mirando hacia arriba, esperando que el sol aparezca, lo hará. Puede que un segundo, o una hora, pero lo hará.
Y durante ese tiempo estarás más vivo que nunca. Conectado.
Y después te despertaras en un mundo que no es el tuyo...
Háblale de mi a otro como yo
-
¡Ey! supongo estarás bien, por aquí todo igual.
Aunque no te importe, cada vez me olvido más de ti,
canté con Milanés, grabé un disco en Madrid.
Ya no te ve...
Hace 7 años
0 comentarios:
Publicar un comentario